En la Ciudad Oscura, de Ángel Torres Quesada
"En la ciudad oscura" es una novela negra futurista distópica con un final emotivo que hace la de la novela un relato absolutamente redondo. En contra de algunas opiniones y la misma apariencia, la novela no puede enmarcarse dentro de la corriente cyberpunk. El movimiento cyberpunk, para quien necesite o quiera saberlo, es un subgénero de la ciencia ficción que se enfoca hacia la alta tecnología unido a un bajo nivel de vida. Según Lawrence Person, "los personajes del cyberpunk clásico son seres marginados, alejados, solitarios, que viven al margen de la sociedad, generalmente en futuros distópicos donde la vida diaria es impactada por el rápido cambio tecnológico, una atmósfera de información computarizada ubicua y la modificación invasiva del cuerpo humano". Desde el punto de vista de Person y, paradójicamente, el protagonista de "En la ciudad oscura" sí cumple, sin embargo, cumple buena parte de esta definición. El Madrid descrito, al tiempo, recuerda en ocasiones a las sociedades de Philip K. Dick o a William Gibson.
El protagonista de la novela es un policía llamado Juan Saucedo cuya conducta deja mucho que desear. Además de divorciado por su propia culpa es alcohólico, drogadicto, fumador, insubordinado y de gatillo fácil. Obviamente Saucedo no es un héroe al uso normal, sino un antihéroe, un policía corrupto en una sociedad en el que la corrupción no es la excepción, sino la norma. Policías, abogados, jueces y políticos están vendidos al mejor postor si la cantidad de dinero es lo suficientemente importante. Sin embargo, y a pesar de su clara inmoralidad como personaje, posee su propio código de honor y una tenacidad a prueba de bombas. Esas facetas positivas de su personalidad consiguen a lo largo de la novela que el lector coja por el personaje un cierto cariño a pesar de su comportamiento insufrible. Especialmente cuando descubrimos que, tiempo atrás, toda su vida cambió por una investigación en la que estaban implicados altas personalidades que destrozaron su vida y, desde ese momento, fue incapaz de volver a ser el que era.
La ciudad de Madrid es una mezcla de lo más repugnante que puede encontrarse en películas como "Blade Runner" (Ridley Scott, 1982) y los adelantos tecnológicos pero la decadencia moral, "Robocop" (Paul Verhoeven, 1987) con una ciudad llena de caos y delincuencia que ha sido permitida e incluso fomentada, "Días extraños" ("Stangre days", Kathryn Bigelow, 1995) por la venta de clips que reproducen la vida de otras personas en la línea de los discos de programas de realidad virtual de la novela (algo que también aparece en los cómics de la Línea Marvel 2099 y algunos otros más que el lector tendrá en mente. Futuros distópicos donde se cumple la máxima de la película "El caballero oscuro" ("The dark knight", Christopher Nolan, 2008) donde Harvey Dent dice que o "mueres siendo un héroe, o vives lo suficiente para verte convertido en un villano". Y todo ello se une en Juan Saucedo, un hombre que se ha saltado todas las reglas, que siente una debilidad por su hija que lo humaniza y que está dispuesto a llegar al fondo del asunto por una razón: es muy terco para saber cuándo parar.
El detonante de la historia es la aparición en un hotel de los bajos fondos de la ciudad de un ciudadano americano. Tanto Juan como su compañero Herminio reciben el aviso de acercarse a investigar cuando su turno estaba próximo a finalizar. Y esa pequeña fatalidad es la que hace que todo se dispare. Lo que en apariencia tiene aspecto de suicidio tiene todo el aspecto de tratarse de un asesinato, aspecto que Saucedo detecta inmediatamente. De dos viales de "Nimbo" que hay en la escena del crimen, Juan decide quedarse con uno de ellos y entregar el otro, lo que le hace blanco de personalidades muy poderosas que ya provocaron su caída en el pasado y están dispuestas a volver a hacerlo en el presente. Saucedo acaba de convertirse en un objetivo de primera clase al tener en su poder, sin saberlo del todo, información de un complot que se está desarrollando a escala mundial y que para poder seguir su desarrollo según lo previsto debe ser mantenido en el más absoluto de los secretos. Pero nuestro antihéroe no es un hombre de secretos.
La ciudad de Madrid se encuentra bajo el yugo de una nueva droga, llamada "Nimbo", cuyo consumo se extiende como la pólvora. Dicha droga hace de todos sus consumidores poco menos que marionetas dispuestos a hacer lo que sea preciso para conseguir su dosis, y entre lo que es preciso se encuentra el asesinato, por supuesto. Bandas callejeras controlan el tráfico de esta sustancia nueva, algunos lotes de los cuales están adulterados y Saucedo incluso hace que un drogadicto la pruebe antes de llevarse para su propio uso todas las dosis que tiene. Pero el destino ha querido que una de las dosis que recoge Juan Saucedo en el escenario del crimen del americano y que guarda para sí sea algo más que una dosis más de la droga "Nimbo". Se trata de una sustancia por las que mucha gente importante se pone en pie de guerra para detenerle y hacerse con ese vial de lo que parece ser droga al precio que sea. Pero también necesitan saber cuánto sabe Saucedo de lo que está sucediendo y si tiene alguna idea de qué es lo que ha recogido de la escena del crimen.
El planeta entero está siendo arrasado por una enfermedad mortal, extraña, de origen desconocido y que es más peligrosa que el SIDA, el Ébola y la gripe aviar al tiempo. No existe vacuna alguna, tan sólo sustancias normales para paliar los síntomas hasta que llega la muerte que, en el estado en el que se encuentran los enfermos resulta más que misericordiosa. Aquellos que están enfermos o son sólo por el momento portadores de la plaga son marcados y retirados de la circulación de la forma más rápida posible para no hacer evidente la alarma social que debería desatarse ante lo que está sucediendo. Las calles se van llenando de muertos en cantidades cada vez mayores, por lo que hay un servicio de furgones de color negro del servicio de limpieza bautizado como "GIE", de los que resulta conveniente ocultarse. Ellos son los encargados de recoger los cuerpos contaminados de los fallecidos por la mortal plaga y hacerlos desaparecer en piras funerarias como no se veían desde la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¿de dónde ha surgido la plaga?
La Organización Mundial de la Salud dice que se trata de un retrovirus que se encuentra bajo control, al tiempo que los medios de comunicación esparcen a los cuatro vientos mentiras en las que afirman que las muertes son muy esporádicas y que el número de personas contagiadas va en descenso. Por supuesto, el Gobierno de turno dice que el virus está a punto de ser erradicado de las calles. Mentiras y más mentiras que ocultan una verdad escalofriante que, incluso una vez averiguada, cuesta de creer. Lo que en un principio aparece como una gripe común termina transformándose en una dolorosa enfermedad que conduce, indefectiblemente, a la muerte en menos de dos semanas. Sin excepciones. Naturalmente no faltan las teorías al respecto de su creación pero, como suele ocurrir según la Ley de la Navaja de Ockham (también llamado Occam), el postulado con el menor número de presupuestos suele ser el auténtico. Esto es: la versión más sencilla suele ser la verdadera. Y ese es el caso que se cumple también para "La Plaga"