fahrenheit 451
SE QUE NO ES UNA RESEÑA, SINO UN ENSAYO, PERO AÚN ASÍ SE LOS DEJO PORQUE ME ENCANTÓ ESTE LIBRO
En un inicio, el inicio de la historia, hay libros, cientos de ellos, siendo arrojados al interior de una casa, siendo rociados con petróleo, para ser incinerados, y destruidos por un bombero el cual nunca pensó en lo que sucedería después de aquel incendio.
Nuestro bombero causante de ese incendio se llama Montag, y él se fue a casa, como cualquier otro día, lo que nunca imagino es que la señorita que se encontraría en aquella esquina le cambiaría la vida. Una joven, como antes dije, se encontró con Montag en una esquina y le empezó a hacer cuestiones como: “¿Sabía que antes los bomberos no causaban incendios sino que los apagaban?” o “¿nunca ha notado la luna?” estas cuestiones afectan a Montag cambiando su forma de pensar y ver las cosas. En tan solo tres días de ver a la joven Clarisse, Montag, se acostumbró, se creó una forma de vida introduciendo a Clarisse en ella, apreciando las cosas y escuchando las locuras que su amiga Clarisse le contaba: “la gente dice que soy insociable. Que soy extraña, se equivocan soy muy sociable, bueno, todo depende de que entiendan por sociable ¿no?”.
Esa vez se despidieron normalmente, después de charlar un rato, pero, a partir de ese día su forma de vivir volvería a cambiar, ya que pasó siete días sin ver a Clarisse, siete días en los que realizaba cosas extrañas dentro del cuartel, siete días en los que dudaba acerca de quemar, al séptimo día, sonó una alarma, y dio una dirección a donde ir como siempre, el cuerpo de bomberos se miraron unos a otros ya que estaban jugando con sus cartas, todos pusieron boca a bajo sus cartas y marcharon a la dirección dada, pero Montag se quedo un momento inmóvil en su asiento, Beaty el jefe de los bomberos le hablo e hizo que reaccionara, y fuera con ellos en el vehículo. Llegaron a la casa, entraron con hachas como siempre y buscaron donde se ocultaban los libros, la mujer dueña de la casa solo se quedó observando, mientras tanto, Montag reviso el sótano, y cuando abrió un armario, cientos de libros cayeron sobre él, y él solo se quedó pasmado, sintió un libro en su mano, y sin darse cuenta lo metió debajo de su axila el libro, y avisó a los demás sobre el montón de los libros, los demás bomberos rociaban combustible por la cas, mientras que la señora de la casa miraba con ojos acusadores a Montag, lo que después aconteció fue que la señora no quizó salir de su casa y abandonar sus libros, así que prendió un fosforo e incendio la casa con ella dentro.
Al día siguiente, Montag fingió estar enfermo para no ir al trabajo, y tal vez leer el libro que tenía debajo de la almohada. Lo que nunca imaginó es que Beaty llegaría a su casa, para contarle la verdad sobre los bomberos, y porque estaban prohibidos los libros, también hizo mención a que todos los bomberos aunque sea una vez habían robado un libro, y que se les daba un día para que lo leyeran y después lo quemaran.
Después de que se fue Beaty, Montag quizó decirle a su esposa Mildred que había robado un libro, pero en vez de eso, abrió la escotilla del aire acondicionado de donde salieron libros de todos tamaños y colores, lo que enloqueció a Mildred y quizó quemarlos de inmediato pero Montag la detuvo y le pidió como un favor que le ayudara a leer los libros que él tenía.
Montag junto con Mildred empezaron a revisar los libros robados, como siempre, Mildred cuestionó a Montag acerca del porque tener los libros, Montag le dijo, que, aunque los autores ya estuvieran muertos, de una u otra manera, lo que decían esos libros se dirigían a Clarisse. Montag sabía que solo tenía 24 horas para leer los libros, así que quizó leerlos todos, y empezó a leerlos muy rápido, pero entonces reacciono y pensó que si solo tenía 24 horas para leerlos cada palabra tenía que ser recordada. Entre los libros que leían Montag encontró uno muy singular: LA BIBLIA. Él quería contarle a alguien sobre esto para que lo guardara y recordó a un viejo maestro que había conocido en la banca de un parque, así que fue, y busco en su cajón en el folder “investigaciones pendientes” el número telefónico que el viejo maestro de nombre Faber le había dado aquella vez, y le llamó, Faber respondió algo nervioso, y cuando Montag le preguntó “¿Cuántos ejemplares de la biblia quedan?” Faber muy descontrolado y nervioso respondió: “ninguno, no queda ninguno tanto usted como yo lo sabemos bien”.
Con esta repuesta Montag afirmó la necesidad de preservar ese valioso libro, así que fue a la casa de Faber, mientras iba en el metro, leía un capítulo de la biblia, pero la música promocional de un dentífrico le evitaba aprenderlo, así que salió desesperado gritando “calla” del metro una vez llegando a la casa de Faber toco, y después de unas cuantas cuestiones por parte de Faber, Montag entro a su casa y le mostro la biblia, Faber se mostro sorprendido y tomo la biblia, Montag le pidió que le ayudara a comprender los libros, porque sabía que en ellos estaban las respuestas que necesitaba, Faber respondió que lo que necesitaba no eran los libros, sino que necesitaba tiempo para pensar y se negó a ayudarle, Montag muy enojado empezó a hablarle mientras deshojaba el libro, lo que causó desesperación por parte de Faber quien no tuvo otra opción mas que decirle que le ayudaría e idearon un plan un tanto alocado que consistía en llevar unos cuantos libros a todas las estaciones de bomberos, para que fueran quemadas todas, también le mostro unas esferas diminutas verdes como chicharos por medio de los cuales podrían comunicarse en cualquier momento y en cualquier lugar.
De regresó a su hogar Montag se pasó el resto del camino escuchando la lectura que Faber hacía desde su casa. Al llegar Montag apreció como Mildred y sus amigas estaban en la sala de estar. Y sólo observó su platica, la cual era un tanto extraña, después de un tiempo y después de hacerle una pregunta a la cuál respondieron extrañamente, Montag les mostró un libro de poesía y Mildred invento que a los bomberos se les dejaba una vez al año traer un libro para ver las tonterías que en ellos estaban, Faber escuchando todo le dijo que lo arruinaría, aun así Montag les leyó un poema que provocó el llanto de una de las amigas de Milie, y las demás le reclamaron a Montag. Cuando se fueron las amigas de Milie, esta empezó a echar los libros al incinerador, pero Montag de nuevo la de
Al día siguiente en la estación de bomberos todo iba normal, todos estaban jugando cartas como siempre, la alarma sonó, y Beaty dijo que era algo especial, Cuando fueron Faber aun estaba con Montag en el intercomunicador que traía puesto, pero algo extraño sucedió, porque se detuvieron justo enfrente de la casa de Montag.
Cuando llegaron, Mildred estaba con sus maletas fuera de la casa diciendo: “pobre familia, todo perdido, todo perdido” y el cuerpo de bomberos entraron a su casa rompiendo los vidrios, mientras Beaty reclamaba a Montag si creía que lo que estaba haciendo era lo correcto, que como se le ocurría leerle poesías a esas mujeres.
Beaty le pidió a Montag que el quemara la casa con el lanzallamas, y se lo dio, Montag empezó a quemar la casa porque pensaba que así se quitaría todo de encima, y cuando hubo terminado Beaty le dijo que soltara el lanzallamas, pero en vez de eso, Montag le disparó una llamarada a Beaty quien antes ya le había quitado el intercomunicador de un golpe. Cuando menos se dio cuenta un sabueso mecánico se lanzó hacia él y le inyecto morfina en la pierna pero él también lo quemó.
Luego de esto fue con Faber para decirle que lo perseguían, que había matado a alguien y que se iría, Faber le respondió diciéndole que se verían en una semana en un lugar determinado, y luego juntos vieron en un pequeño televisor que Faber tenía como el sabueso se dirigía para allá y, para quitar su aroma el cuál seguía otro sabueso mecánico, Montag le pidió su ropa más sucia que tenía y que la metiera en una maleta, que quemara todo lo que había tocado, que lavara por donde había pasado, y que prendiera los rociadores, para que no quedara rastro ni olor. Después de haberse despedido, Montag corrió hacia el lago, observando por las casas y por su radio como la guerra había comenzado y como también se difundía la noticia del fugitivo bombero que había incendiado a un hombre, corrió a través de una larga calle que parecía no tener fin; se detuvo un momento en una casa para observar al sabueso mecánico que se dirigía hacía la casa de Faber, el preocupado gritaba que se siguiera derecho, lo que el sabueso hizo fue detenerse en la casa por un momento y retirarse hacía donde se dirigía Montag, el cual corrió desesperadamente hasta el lago, se cambió de ropa a la que le había dado Faber y se sumergió en el lago, cuando no hubo nada estuvo pensativo por un rato, y luego salió del lago hacía un bosque, en donde se encontró a viejos maestros y actores de teatro los cuáles estaban observando un televisor como la persecución proseguía en otro lugar con otra persona.
Los maestros se presentaron con Montag diciéndoles su plan. Al día siguiente caminó a la ciudad donde se encontraría con Faber, Montag observo como caía una bomba en la otra ciudad, destrozándolo todo, y entonces recordó algo que Faber le había leído y dijo que lo recordaría para medio día.